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domingo, 1 de mayo de 2011

JUAN B. AYALA - LAS BATALLAS DEL CHACO A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS DE GUERRA / Editorial EL LECTOR, 1984


LAS BATALLAS DEL CHACO
A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS DE GUERRA
Editorial EL LECTOR,
Asunción-Paraguay, 1984
© MARÍA MARGARITA AYALA DE MICHELAGNOLI
Prólogo: TCnel. (S.R.) GUIDO CHASE SARDI


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La bibliografía paraguaya sobre la guerra del Chaco se ve enriquecida con esta obra el general Juan B. Ayala. Pocos como él tuvieron oportunidad de conocer en gran parte el territorio en disputa puesto que viajó al Chaco en diversas oportunidades durante el primer lustro de la década el veinte. El conocimiento de terreno sobre el cual habría de librarse años después la guerra fue una valiosa experiencia para el militar. A ello se sumó su posterior presencia en Francia enviado por el Gobierno Nacional en misión de estudios. Los cursos que siguió; su participación activa en diversas maniobras del Ejército Francés, una de las cuales, dirigida por el entonces coronel Giraud, contó con la actuación de cincuenta mil hombres; más el curso completo que hizo en la Escuela Superior de Guerra de París fueron factores que coadyuvaron positiva y eficazmente en su formación castrense. Ambos factores: el conocimiento del Chaco y sus estudios posteriores hicieron de él uno de los jefes más capacitados del Ejército en Campaña. Con tales antecedentes, que avalan perfectamente su solvencia, y su presencia activa con altas responsabilidades en la guerra del Chaco le han permitido escribir este libro cuyo título es lo suficientemente revelador y no necesita ninguna aclaración. El análisis sereno, objetivo y veraz que hace de las batallas de esa guerra significa un verdadero y sabio aporte para que las generaciones posteriores a la suya encuentren en sus páginas los elementos de juicio necesarios para una mayor comprensión de lo ocurrido durante dicha contienda. Por la claridad de sus conceptos Las batallas del Chaco a la luz de los principios de guerra es un inapreciable tratado sobre tal especialidad al alcance tanto de expertos como de profanos.

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PRÓLOGO:
Me siento particularmente honrado por el pedido que me han hecho los herederos del Gral. Juan B. Ayala, para prologar esta nueva obra ya póstuma, de tan relevante personalidad militar; y al mismo tiempo me siento empequeñecido, frente a tara ardua tarea, que sobrepasa no solamente mis escasos merecimientos, sino también, mis pocos alcances intelectuales en el campo militar.
Sin embargo, los rasgos sobresalientes de quien fuera Gral. Juan B. Ayala, verdadero maestro para Jefes y Oficiales del Ejército que tuvieron el privilegio de revistar bajo su mando, en los días inmediatamente anteriores al estallido del conflicto entre Paraguay y Bolivia, me imponen el deber ineludible, sorteando dificultades, de aceptar este desafío y asimismo agradecer a sus descendientes la amable deferencia dispensada al brindarme la satisfacción y el honor de ser el prologuista de esta obra de carácter netamente militar, que no sólo llenará el acervo bibliográfico castrense, sino que servirá para dilucidar muchos puntos nebulosos de aquel drama que vivió y sufrió nuestra generación.
Figura descollante en el ambiente militar como en el nacional, no necesitamos usar conceptos apologéticos para realzar su figura, pero si, se nos hace un deber, destacar al menos algunas de las cualidades relevantes, tales como su empecinado afán de transmitir sus conocimientos militares a los Jefes y Oficiales del Ejército a quienes les enseñaba los rudimentos del arte de la guerra, muy necesarias en aquellos tiempos para quienes egresaban de nuestra Escuela Militar con un bagaje muy deficiente para la conducción de las unidades en el combate.
En esta tarea puso una verdadera pasión de maestro, cuyos frutos se manifestaron en el rendimiento de sus alumnos en la prueba máxima de la contienda chaqueña. Por otro lado, es digno señalar su gran espíritu organizador puesto en evidencia en la movilización general del año 1932, la que comparada con la del año 1928, fue sin lugar a dudas excelente, ya que con el talento, que lo destacaba, consiguió poner en manos del Jefe victorioso de Boquerón, los hombres, el armamento y los equipos necesarios, o mejor dicho imprescindibles para lograr aquella gran victoria. Para aquella tarea, dentro de las limitaciones de nuestra pobreza y de las improvisaciones de todo orden en la que nos debatíamos puso toda la voluntad que los hombres de armas ponen para el logro de los fines perseguidos para la salvaguarda de los destinos de la Patria era peligro.
En el mar de dificultades en que se debatió el país en aquella época, el Gral. Ayala, sacando fuerzas de flaquezas, dotó de reglamentos militares a las unidades, los hizo imprimir, uniformando la enseñanza en los cuarteles, cuando se enseñoreaba en el Ejército tina verdadera anarquía en los métodos de aprendizaje, basados en reglamentos de diversos países, sin unidad tú coherencia. Publicó una revista militar, exigiendo a sus oficiales su colaboración y puso de manifiesto en ellas las inquietudes que los embargaban con respecto al futuro conflicto bélico. Fué en la Jefatura del Estado Mayor General donde su capacidad se pone de manifiesto. No habiendo encontrado nada hecho por sus predecesores, comenzó desde el principio la ímproba tarea de organizar, haciendo recuento de los Jefes y Oficiales con que  contaba el país, con sus respectivos domicilios, inventa-rio de medios de transportes de toda la República, cantidad de armamento y equipos, etc., y con gran dinamismo, se abocó febrilmente a dar los pasos requeridos para obtener el éxito que se logró en aquella movilización.
Como Comandante de las grandes unidades bajo su mando, en la guerra, su actuación fue puesta en tela de juicio, cuestión ajena a nuestro propósito para ser dilucidada aquí por cuanto que los que fuimos protagonistas de la contienda, estamos aún insuflados por las pequeñas y grandes pasiones propias que perduran en nuestros ánimos, insalvables por la natural falta de objetividad. Pero el veredicto de la Historia pondrá las cosas en su debido lugar y a su debido tiempo.
Casualmente este libro refiere, con meridiana claridad, hechos y actitudes de actores de la lucha, dando a veces nombres o haciéndolos aparecer entre líneas, con certera veracidad, indicando los velados propósitos de quienes desde un comienzo se prestaron con dudoso interés, en soliviantar los ánimos y obstaculizar, tanto las concepciones de maniobras del Gral. Ayala como la conducción misma de las operaciones a su cargo.
Partiendo de la premisa del señorío y la hombría de bien del autor, de su nobleza y de su temperamento totalmente ajeno a la mentira, el lector sacará de la lectura de este libro, conclusiones claras y sobre todo despejará de telarañas la mente de muchas personas que se han dejado llevar por el endiosamiento de algunos intocables, eliminando al mismo tiempo algunos tabúes:
En una palabra, esta obra instructiva y cautivante no deberá faltar en la cabecera de todo aquél que quiera estudiar la guerra del Chaco en profundidad y sobre todo para aquellos que quieran extraer de aquél hecho de armas conclusiones claras y veraces.
Basados en algunos principios evidentes y casi siempre inmutables, como son los de la guerra, el autor, con gran autoridad y en apretada síntesis, efectúa algunos breves análisis críticos de las batallas de la guerra, a través de dichos principios.
Es así como lo ubica al lector con verdadero interés al hacer desfilar en forma cinematográfica, las distintas acciones de nuestra guerra, con la consiguiente puntualización de aciertos y desaciertos en la conducción a través de dichos principios.
En forma sencilla y al alcance de especialistas y profanos, el autor va haciendo una pormenorizada observación crítica sobre la conducción de las distintas operaciones de guerra, poniendo al descubierto las deficiencias de los conductores y protagonistas en el desarrollo de dichas acciones.
Puntualiza con énfasis el análisis comparativo de la aplicación de principios enunciados por Napoleón y otros conductores geniales-guardando la distancia, se entiende -mediante los cuales el autor estudia y hace sus observaciones críticas sobre el uso de las distintas armas en la guerra del Chaco, precisando las falencias que se produjeron por el mal uso de ellas en nuestro campo y sacando así conclusiones y enseñanzas de extraordinario valor documental y profesional. El mismo método usa para el campo adversario.
Finalmente, el mejor argumento esgrimido por el autor para despejar dudas sobre acontecimiento tan controvertido como es la conducción de la guerra del Chaco, por los muchos errores que tuvimos, es el método que usa, filtrándolos a través de aquellos principios permanentes de la guerra, que no pierden nunca actualidad. Este libro del Gral. Ayala tiene su mayor mérito en la contribución que hace para aclarar de una vez por todas, algunas delicadas controversias en torno a la paternidad de ciertos planes y a la mala o buena conducción de los mismos.
¿Qué es un libro polémico?, no cabe la menor duda y vemos en ello su mayor utilidad, ya que consideramos que, gracias a esa tónica, se abrirá un amplio debate que difundirá luz sobre aquellos acontecimientos.
Tratando este libro de uno de los capítulos que más impacta en la sensibilidad nacional como es la Guerra del Chaco, nuestro mayor deseo es que esta obra sea recibida como merece la noble alcurnia militar de su autor y, sobre todo que se convierta en el más eficaz colaborador del futuro historiador militar.
Cabe destacar el trato discriminatorio de que fuera objeto siendo Jefe del Estado Mayor General del Ejército al no permitírsele su participación en el teatro de operaciones. Sin embargo, su espíritu inquieto, sin amilanarse, buscó la forma de ser útil en aquellos momentos, y fue entonces cuando propuso a la superioridad el proyecto muy significativo de prolongar la vía del ferrocarril de Casado hasta Isla Poí, que no tuvo el apoyo necesario de la autoridad civil, la que con su miopía no pudo ver la utilidad enorme que ésta podría tener en el curso de la guerra para resolver el problema logístico, de tan angustioso como difícil solución en la guerra. Recuerdo, corno si lo estuviese escuchando, que una tarde de uno de aquellos días en la terminal misma de la vía, paseando entre los durmientes que ya se estaban acopiando, me dijo, con esa su manera muy peculiar que tenía de hablar: "Yo voy a hacer mover estos trenes aunque sea sobre rieles de quebracho", dramática ilusión de un hombre marginado por no sabemos qué misteriosos designios.
Este libro es el valioso testimonio de un Jefe que pudo haber tenido a lo largo de su actuación aciertos y errores, pero a quien no se le podrá negar honestidad en sus motivaciones, capacidad profesional y sobre todo hombría de bien y patriotismo, sin debilidad ni fisuras. El Gral. Juan B. Ayala ocupará un sitial de honor en la galería de los conductores de nuestra Guerra del Chaco cuando la Historia de la misma, decantada de influencias y presiones mezquinas, emerja como luz vivificante y purificada, para orgullo y ejemplo de las generaciones futuras.
ASUNCION, 7 de Noviembre de 1983
GUIDO CHASE SARDI, TCNEL (S. R.).

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PRIMERA PARTE: DEFINICIONES: MOTIVO / PRINCIPIOS DE GUERRA / DISTANCIA DE BASE / PRINCIPIOS DE GUERRA / ECONOMÍA DE FUERZAS / OFENSIVA O DEFENSIVA / EMPLEO DE LA ARTILLERÍA / CONCENTRACIÓN DE FUERZAS EN EL TEATRO DE OPERACIONES / REUNIÓN DE FUERZAS PARA LA BATALLA / COORDINACIÓN DE GRANDES UNIDADES EN EL TEATRO DE OPERACIONES / PLAN DE BATALLA / RESERVAS / PUESTO DE COMANDO EN LAS GRANDES UNIDADES / MANIOBRAS ESTRATÉGICAS / PERSECUCIÓN.-
SEGUNDA PARTE: LAS BATALLAS DEL CHACO A TRAVÉS DE LOS PRINCIPIOS: BATALLA DE BOQUERÓN (29 DE SETIEMBRE DE 1932) / BATALLA DE CORRALES (1º DE ENERO DE 1933) / BATALLA DE CORRALES (29-31 DE ENERO DE 1933) / BATALLA DE TOLEDO (11 DE MARZO DE 1933) / BATALLA DE NANAWA (20 DE ENERO DE 1933) / BATALLA DE NANAWA (4-5-6 DE JULIO DE 1933) / BATALLA DE ALIGUATÁ – CAMPO VÍA (11 DE DICIEMBRE DE 1933) / BATALLA DE STRONGEST (24 DE MAYO DE 1934) / BATALLA DE VILLA MONTES (2 DE FEBRERO DE 1935) / COMENTARIOS FINALES.
APÉNDICE: REUNIÓN EN ISLA POÍ DE COMANDANTES DE CUERPOS DE EJÉRCITO.-


BATALLA DE CORRALES
1º. DE ENERO DE 1933.

En el sector Toledo se encuentra un punto geográfico denominado "FORTÍN CORRALES".
El fortín era como todos los de tiempo de paz, unas casitas de techo de paja con pared francesa, un pozo de agua o alguna laguna de agua semipermanente.
El fortín como tal no valía nada, pero en el teatro de operaciones ocupaba un lugar privilegiado, por su posición. Había que defenderlo y en caso de no poder conservarlo por presión de fuerzas superiores, al menos escarmentar al enemigo y levantar la moral de las propias tropas.
El fortín Corrales estaba defendido por un Escuadrón del 7 "San Martín" con misión de resistencia, aún ante fuerzas superiores, maniobrar sobre Toledo sin perder contacto con el enemigo.
El lo. de enero de 1933, a primera hora, fue atacado el fortín por dos columnas enemigas, casi en forma simultánea. Eran los regimientos Warner, Pari, 30 Ingavi y una Sección de Artillería. Su efectivo llegaba a 1800 hombres.
Como armamento contaba el Escuadrón con 6 fusiles ametralladoras, mientras el enemigo disponía de 12 ametralladoras livianas y 2 piezas de artillería.
El Coronel Gamarra comandaba la columna. El Teniente Coronel Luis Añez era su Jefe de Estado Mayor.
El regimiento Warner inició su ataque frontal, que fue rechazado. En el encuentro murió el Comandante del regimiento Coronel Guillermo Sánchez.
El ala izquierda del dispositivo, atacado violentamente por el regimiento Ingavi, también fue rechazado.
La batalla continuó hasta el mediodía, con la arremetida del regimiento Paris y el Destacamento Zelaya contra el ala derecha del dispositivo de la defensa.
El Escuadrón consiguió desprenderse e iniciar la retirada sin mayores dificultades, evitando que fuera copado, de acuerdo con las instrucciones del Comando del Cuerpo.
Hallándose el Escuadrón en retirada, se encuentra sorpresivamente que la Compañía del Capitán Varneau, había interceptado la ruta de retirada hacia Toledo, librándose de nuevo una lucha por cerca de una hora, para abrirse paso dispersando a las fuerzas enemigas.
Así terminó la batalla de Corrales del 1º de enero de 1933, habiendo cumplido ampliamente su misión el Escuadrón del Cuerpo 7 "San Martín" al mando del Capitán Domingo Aguirre.
El Comandante del Escuadrón en el parte que presentó el 3 de enero, dijo que había tenido 8 muertos, 10 heridos y un solo soldado desaparecido. Agrega no hubo pérdida de materiales, prueba de que, se había efectuado la retirada con orden y disciplina.
Con el repliegue del Escuadrón de "Corrales", el Comando boliviano pensaría que, la conquista de Toledo era cuestión de días, y de allí seguir hacia el Este y cortar la línea de comunicación del Primer Cuerpo de Ejército que libraba cruentas batallas en el Sur, confiado en la heroica resistencia de los reclutas del Segundo Cuerpo de Ejército.


BATALLA DE CORRALES
29 - 31 DE ENERO DE 1933

Se le ordenó al Segundo Cuerpo de Ejército una gran ofensiva a 36 días de su constitución, cuando estaba todavía reuniendo sus Unidades de diversos y lejanos sectores, compuestas en su mayor parte de tropas reclutas y cuadros inexpertos, sin armamento suficiente, sin víveres de reserva, y, lo más grave, sin medios de transporte, para operar en una zona desconocida y sin agua, con misión de retomar los fortines Corrales, Loa, Jayucubas, Bolívar, Platanillos, etc.
El 27 de diciembre de 1932 el General Hans Kundt impartió su Directiva No. 2, que fijaba la misión y sectores de acción de los Cuerpos de Ejército bolivianos. Esta Directiva ya había entrado en acción, pues el lo. de enero de 1933 el fortín paraguayo "Corrales" había sido atacado y tomado por fuerzas bolivianas.
Veinte días después de la caída de Corrales, el Comando en Jefe ordenó la ofensiva del Segundo Cuerpo de Ejército, en condiciones excesivamente precarias, con el objetivo de "aliviar el peso de los ataques enemigos en Nanawa y Herrera", a centenares de kilómetros de distancia y cuando el Cuerpo apenas podía defenderse en sus posiciones.
Mientras, el Ejército boliviano ya estaba en marcha con objetivos definidos Toledo, Colonias Mennonitas, Isla Poí.
Un Oficial de Estado Mayor conoce el intenso trajín de día y de noche de los elementos del Departamento de Transporte, en acumular en el mayor secreto toneladas de municiones, víveres y materiales diversos en preparación de una ofensiva.
Las maniobras empeñadas con medios precarios o sin preparación suficiente llevan el sello del fracaso y las órdenes de ese género constituyen un atentado a la disciplina.
El 20 de enero de 1933 se recibió en el Comando del Segundo Cuerpo de Ejército, en Trébol, la siguiente Orden particular de Operaciones No. 2 del Comando en Jefe, que decía:
1. "Numerosas tropas enemigas atacan nuestro fortín Nanavva. Igualmente nuestra posición del fortín "Herrera" es atacada vigorosamente por importantes contingentes enemigos. Muy pocas tropas quedarían en "Corrales".
2. El Segundo Cuerpo de Ejército cooperará a la acción general, esforzándose en retornar el fortín Corrales y accionando después sobre el sistema defensivo enemigo fortines Platanillos, con el fin de destruir si fuere posible, dicho sistema o de atraer sobre sí una parte de las tropas enemigas que dejarían de concurrir a los otros sectores. Para la realización de estas operaciones se cubriría convenientemente del lado del fortín Camacho contra posibles incursiones enemigas.
ESTIGARRIBIA, CORONEL Y COMANDANTE EN JEFE.
Con el objeto de "aliviar el peso de los ataques enemigos en "Nanawa" y "Herrera", el Segundo Cuerpo de Ejército emprende la ofensiva.
El Cuerpo no estaba preparado ni capacitado para semejante empresa y forzosamente sus aspiraciones no podían ser sino limitadas.
El Cuerpo apenas podía defenderse en posición, para conseguir en el crisol del fuego de la batalla, cohesión entre las Unidades y una mayor confianza del combatiente en sí mismo y en sus Jefes.
Era una orden descabellada, prácticamente imposible de cumplir, por la precariedad de medios, especialmente en transportes.
La misión era desalojar de Corrales a 1800 hombres fortificados y bien armados (cuando 600 hombres en Boquerón detuvieron la marcha por 20 días a todo el Ejército, armado de 24 piezas de artillería, 15 morteros, numerosas armas automáticas y tropas y cuadros de tiempo de paz.
Había que penetrar en una zona desconocida e inhóspita, donde la vastedad de aquellos desiertos sin agua era capaz de tragar ejércitos enteros. A órdenes de este estilo, los Altos Mandos tienen el derecho de no darles cumplimiento.
El 26 de enero, el Cuerpo de Ejército inició su marcha de aproximación a "Corrales", con el siguiente dispositivo: la Sexta División escalonada sobre la ruta Toledo-Corrales; la División Caballería 7 "San Martín" como Reserva General, y con misión de cubertura sobre la ruta y sobre Laguna Negra.
El dispositivo del Cuerpo obedecía a medidas de seguridad, dadas la proximidad del enemigo, desde hacía más de un mes y la posibilidad de que maniobrara por los cañadones.
El Comando no descartaba la posibilidad de un ataque desde Camacho, pasando por Pozo Indio, donde existía un camino camionable. Era la maniobra probable, sobre el flanco del Cuerpo, en el momento de su marcha de aproximación o ataque a "Corrales".
El día 27, el Regimiento Infantería 5 "General Díaz" continuó su marcha de aproximación y llegó a tomar contacto y apreció el contorno aparente de la posición. El 29 de enero, dos días después del primer contacto, el Regimiento Infantería 5 General Díaz "inició un ataque frontal sobre Corrales", rechazando al enemigo sobre su posición principal, y con sus otros Batallones realizó fácilmente el envolvimiento del ala derecha ene-miga; mientras el Piribebuy, compuesto en su totalidad de reclutas, se desorientó en el monte y no dio cumplimiento a la orden de maniobra. Era la prueba evidente de la deficiencia combativa para la guerra de movimiento, de las Unidades de nueva formación, especialmente constituidas de reclutas.
El Regimiento Infantería 5 "General Díaz'" mantuvo el contacto con el enemigo. "Había que apresurar el movimiento y darle mayor amplitud posible"; de acuerdo con la Orden del Comando en Jefe.
En la tarde del 29 de enero dicté la Orden de Operaciones Número 7, que contemplaba la nueva situación.
En vista de la poca capacidad maniobrera, de las Unidades de nueva formación, decidí realizar un nuevo ataque, empleando el Regimiento Infantería "Piribebuy" en ataque de inmovilización y desgaste y reforzar el Regimiento Infantería 5 "General Díaz" con un batallón del Regimiento Infantería 14 "Cerro Corá" constituido por tropas aguerridas, una masa de maniobra en el flanco izquierdo sobre el pique Pozo Primavera.
El ataque frontal progresó en las primeras horas, pero el envolvimiento tropezó con serias dificultades; a pesar de haber llegado el Batallón de maniobra a retaguardia del enemigo.
Al mediodía los bolivianos contraatacaron vigorosamente, apoyados por artillería.
Los batallones Primero y Segundo del Regimiento Infantería 5 "General Díaz", ya sin municiones se vieron obligados a retroceder paso a paso presionados por el enemigo.
A las 11 y 50 el Comandante del Regimiento Infantería 5 "General Díaz" recibió el siguiente parte: "Fue rota el ala izquierda nuestra, por falta de proyectiles. Haremos todo por sostenernos". A las 12 otro parte: "Nuestra línea retrocede paso a paso. El Teniente Ayala llegó a esta altura con todos sus hombres, por falta de proyectiles".
Era evidente que se estaban repitiendo los ataques frontales infructuosos de Boquerón, y esta vez sin proyectiles de fusiles.
Había que destruir con artillería el plan de fuego organizado del enemigo y no con el pecho del soldado.
El estado moral del Cuerpo constituía motivo de seria preocupación del Comando.
En esos momentos, las esperanzas se cifraban sobre el Regimiento Infantería 5 "General Díaz" y el Grupo de Artillería Número 3, con muy buenas tropas y excelentes cuadros.
A pesar de todo, esa misma tarde del 30 decidí realizar el día siguiente una ruptura frontal y dicté la Orden de Operaciones No. 8.
Aquella magnífica maniobra de ruptura, no se realizó, porque prevaleció en el espíritu del Comando, la idea de la imposibilidad de una explotación del éxito a fondo por escasez de medios de transporte y de municiones.
Me asistía la profunda convicción de que el frente sería roto, pero de nada serviría el sacrificio, sin posibilidad de aprovechar el fruto de la victoria.
Había llegado la hora de decidir entre abandonar la misión ofensiva recibida o comprometer al Cuerpo en una maniobra, cuyo resultado bien podría ser la destrucción de la Gran Unidad por su deficiencia orgánica y especialmente por insuficiencia de medios de transporte y municiones.
En ese momento histórico, asumí por entero la responsabilidad y ordené el repliegue del Cuerpo a Puesto Betty, donde tampoco pudo sostenerse el Cuerpo, pues los pocos y malos camiones de que disponía el Cuerpo, no bastaban para cubrir las necesidades de las tropas.
El Comando no pudo esperar más en Puesto Betty por una crisis de combustibles.
El 9 de febrero recorrí las posiciones y de tarde dicté la orden de repliegue. Ya no teníamos en el Depósito sino 140 litros de nafta y tampoco la había en Trébol ni en Isla Poí. Si no decidía el repliegue, al día siguiente las tropas morían de sed.
La batalla del Segundo Cuerpo fue de resistencia, y no de ataque, como quería el Comando en Jefe. Se convirtió la improvisada defensa de Toledo en el yunque que soportó los violentos ataques del enemigo, y con el valor y estoicismo del soldado paraguayo, se convirtió al fortín Toledo en "gloria de las glorias".
La decisión del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército cambió el curso de la guerra. La historia abrió su primer capítulo de golpe traumático al enemigo en Toledo, anulando definitivamente la actividad del enemigo en el sector Norte, y afirmando el fracaso de la concepción estratégica del mercenario Hans Kundt.
BATALLA DE CORRALES A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS.
EJÉRCITO PARAGUAYO. PLAN DE BATALLA.
El Plan de Batalla de acuerdo con la Orden de Operaciones del Comando en Jefe, era destruir el dispositivo Corrales, Bolívar, Loa, Jayucubas, Platanillos. El Cuerpo actuó aisladamente, en contravención del principio de reunión de fuerzas.
ATAQUES A POSICIONES FORTIFICADAS.
Se repetía el ataque a Boquerón, pues el enemigo había tenido un mes de tiempo para fortificar la posición y establecer un esmerado plan de fuego.
El Segundo Cuerpo no disponía de artillería suficiente como para abrir brecha a la infantería. El ataque sería hacer lo que el enemigo quisiera.
MANIOBRAS.
El primer día del ataque, inmovilización de desgaste frontal y envolvimiento de las dos alas, y el segundo día, inmovilización y desgaste frontal y envolvimiento de un ala. Ambas maniobras fallaron, especialmente por falta de proyectiles.
CONDUCCIÓN DE GRANDES UNIDADES.
El Cuerpo de Ejército, a un mes escaso de organización no estaba en condiciones de maniobrar y cumplir la misión recibida. Era el caso de no dar cumplimiento a una orden en desacuerdo con la situación.
Era un Cuerpo de Ejército de organización precaria, que debía enfrentar a un Cuerpo de Ejército de tiempo de paz, bien armado y ya en marcha ofensiva. Persecución.
El Segundo Cuerpo de Ejército realizó en Corrales un desprendimiento del 31 de enero en la noche, de estrecho contacto y con perfección una magnífica maniobra estratégica. No fue perseguido, sino lentamente, dando tiempo suficiente al Cuerpo para instalarse en Toledo y establecer sus planes de fuego.
SÍNTESIS.
La batalla de Corrales fue de una concepción "sui generis". Lanzar un Cuerpo de Ejército desmirriado, contra posición fortificada y plan de fuego organizado, defendida por Unidades de tiempo de paz, bien armadas y en marcha con objetivos definidos: Toledo, Colonias Mennonitas, Isla Poí.
Por Instrucción No. 2, del General Kundt, la misión de los Cuerpos de Ejército bolivianos, estaba definida y un esfuerzo en uno de esos Sectores y a centenares de kilómetros no podía "aliviar el peso del ataque en el otro sector"
Son concepciones al margen del principio de reunión de fuerzas.
CONSIDERACIONES GENERALES.
1. Llama poderosamente la atención la escasa colaboración y, por momentos, oposición del Comando en Jefe, en la organización del Segundo Cuerpo de Ejército.
No se le asignaron sino seis camiones desvencijados y 12 ametralladoras Maxim descalibradas y fuera de uso. En Boquerón y alrededores fueron tomadas más de 50 ametralladoras entre pesadas y livianas y ni una sola fue asignada al Segundo Cuerpo de Ejército.
2. La decisión del Comando en Jefe, de lanzar a la ofensiva al Segundo Cuerpo de Ejército en condiciones excesivamente precarias, sabiendo que el Segundo Cuerpo de Ejército boliviano, bien organizado y mejor armado, con unidades de tiempo de paz estaba ya en marcha con objetivos definidos.
3. Se podría pensar que los esfuerzos del Segundo Cuerpo de ejército, desde centenares de kilómetros, podrían aliviar el peso de los ataques a "Nanawa" y "Herrera", y desde luego, por la Directiva No. 2 del 27 de diciembre, del General Kundt los Cuerpos de Ejército bolivianos estaban ya empeñados en sus respectivos sectores.
BATALLA DE CORRALES A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS.
EJÉRCITO BOLIVIANO.
CONCENTRACIÓN DE FUERZAS Y PLAN DE BATALLA.
El Segundo Cuerpo de Ejército boliviano, en dispersión de fuerzas, marchaba en busca del enemigo, con objetivo Toledo, Colonias Mennonitas, Isla Poí. En Corrales está en posición defensiva, con un raes de tiempo para organizarse y establecer su plan de fuego.
MANIOBRAS. El enemigo no intentó ninguna maniobra importante. El 31 de enero, el Regimiento Infantería 6 "Florida", logró infiltrarse entre el Batallón de maniobra del Sur y el grueso del Regimiento Infantería 5 "General Díaz", y cayó sorpresivamente sobre el Regimiento Infantería "Cerro Corá", que reaccionó con gran decisión, y el "Florida" fue rechazado en dispersión.
Una ofensiva, con fuerzas importantes en la retaguardia o de Camacho por Pozo Lindo, hubiera causado preocupación seria al Comando de las fuerzas atacantes.
PERSECUCIÓN. La persecución fue muy lenta. Se emplearon 26 días para enfrentarse a las posiciones defensivas de Toledo.
PUESTO DE COMANDO. El Puesto de Comando del Cuerpo estaba en Jayucubas, a 60 kilómetros del campo de batalla.


BATALLA DE TOLEDO
11 DE MARZO DE 1933.

El 9 de febrero de 1933 en Puesto Betty, dicté la Orden de Operaciones No. 10, que ordenaba el repliegue del Cuerpo de Ejército sobre Toledo, situación mejor para la defensa y fácil aprovisionamiento.
El Cuerpo de Ejército se repliega sobre Toledo, a colocarse a la defensiva.
Los bolivianos chocaron contra un plan de fuego organizado y con defensores decididos a morir e infligir al enemigo la derrota más resonante de la presente guerra. La Orden de Operaciones de la defensa revelaba esa inquebrantable decisión.
La línea defensiva no se organizó en líneas contínuas, sino en Centros de Resistencia por Compañías en profundidad, dejando grandes claros entre Unidades. Fue un sistema de organización defensiva, que en aquella oportunidad dio excelentes resultados.
Los Centros de Resistencia crean cohesión y facilidad de mando de tropas bisoñas, como era el caso de la dotación del Regimiento Infantería 8 "Piribebuy".
Los Centros de Resistencia son muy difíciles de reducir, si son instalados en los montes, como era el caso, y si no se dispone de suficientes granadas y buenos artilleros. Son erizos que se defienden en todas direcciones.
En cuanto a la artillería, cuando enviaban sus granadas eran certeras y desconcertantes.
Días más, y chocarían los dos Cuerpos de Ejército adversarios, en una lucha a muerte y de cuyo resultado dependía la marcha posterior de la campaña del Chaco,
El éxito de la defensa dependía del rechazo de los primeros ataques, y este, de una estrecha colaboración entre la infantería y la artillería y de un funcionamiento normal de los Centros de Resistencia.
El 15 de febrero de 1933, por la tarde, los bolivianos rechazaron los retenes sin decidirse al ataque de los puestos avanzados.
Envié al Comando en Jefe el siguiente parte cifrado: "Esta tarde el enemigo rechazó retenes. Espero mañana atacará resistencia puestos avanzados, y tal vez continuará ataque".
Al día siguiente, 16 de febrero, el enemigo efectuó el despliegue de las fuerzas para tomar sus sectores de combate en el borde Oeste de un extenso pajonal.
Era el despliegue para rechazar los puestos avanzados y cuando, ya realizaban sus despliegues tácticos sobre Toledo, por rara coincidencia recibí del Comando en Jefe, Coronel José Félix Estigarribia, el siguiente cifrado: No. 19: "Fin encuadrar regimientos nueva formación, ese Comando se servirá disponer que en la mayor brevedad posible, sean puestos a disposición de este Comando, todos los Oficiales de artillería que no sean absolutamente indispensables para el servicio de las baterías". José Félix Estigarribia. Comando en Jefe.
Era la culminación de mis gestiones, pues desde la organización del Cuerpo, en todos los tonos pedía una mejor distribución de Jefes y Oficiales en los Cuerpos. A mi mando había batallones comandados por Tenientes de Reserva.
El pedido del Coronel Estigarribia no podía ser más inoportuno, en momentos en que el enemigo desplegaba sus fuerzas para atacar Toledo, y cuando el día antes le decía en cifrado: "Mañana atacará resistencias puestos avanzados y tal vez continúe el ataque".
Daba la sensación de que José Félix Estigarribia vivía ajeno a las inquietudes de los Comandantes de Cuerpos. En contestación fue el siguiente cifrado del 17 de febrero: "La artillería cuenta con el número escaso de oficiales para el servicio del arma, y cualquier substracción sería en perjuicio de su eficiencia. Este Comando ha pensado varias veces en esta solución para encuadrar los Batallones que no cuentan sino con un solo Teniente Primero y los demás Tenientes Segundos de Reserva y ha encontrado siempre una imposibilidad". II Cocuerp.-Tte. Coronel Juan B. Ayala.
A las órdenes inconsultas y que no condicen con la realidad de la situación, los Altos Mandos se reservan el derecho de no darles cumplimiento, y ésta fue archivada piadosamente.
Cuando los dos adversarios estaban ya con sus líneas tendidas, para iniciar de un momento a otro la batalla decisiva de la posesión del Fortín Toledo, recibo otro Cifrado más insólito aún, "21 de febrero, Cifrado 1017 que decía: "Informaciones serias estiman que las tropas bolivianas que operan en "Corrales", son transportadas a "Platanillos" con propósito aparente de accionar "Herrera" . Conviene terminar los estudios dispuestos a fin de estar en condiciones de operar ofensivamente con ese Cuerpo, "Comanchaco. José Félix Estigarribia".
Había olvidado que el Cuerpo había retrocedido de los alrededores de "Corrales" el lo. de febrero, por imposibilidad de sostenerse a esa altura.
Parecía que algún espíritu extraño se había apoderado del Comando en Jefe. Ignorando en absoluto la situación del Segundo Cuerpo de Ejército. También había olvidado nuestra entrevista de fecha 8 de febrero, ocasión en que le puse al tanto, con lujo de detalles, de la situación y la necesidad de atraer al enemigo a Toledo, donde se le podría infligir fácilmente una derrota aplastante. Al cabo de 12 días de ella, ya con el enemigo sobre Toledo, me dice: "Conviene terminar los estudios dispuestos a fin de estar en condiciones de accionar ofensivamente con ese Cuerpo".
¿Cuáles eran las intenciones del Coronel Estigarribia en esos días?. Mantener la autorización de defenderse en Toledo o accionar ofensivamente.
Al Comandante del Segundo Cuerpo, ya no le interesaba en esos momentos la idea operativa del Coronel Estigarribia, sino vivir y afrontar la realidad de defenderse en Toledo; pues las líneas ya estaban tendidas y la imposibilidad de moverse del Cuerpo, por falta de medios de transporte era absoluta.
Había que asumir la responsabilidad.
El 26 de febrero, a las 13, los regimientos bolivianos se lanzaron decididamente al ataque infructuoso, dejando un tendal de cadáveres.
El 28 se reanudó el ataque general, pero las tropas diezmadas y agotadas por los esfuerzos excesivos de los días anteriores, ya no realizaron, sino ataques desconcertados y esporádicos. El ímpetu ofensivo estaba roto por las enormes bajas sufridas.
Después de estas acciones victoriosas, el Coronel José Félix Estigarribia, Comando en Jefe, envió al Comanmandante del Cuerpo el siguiente telegrama de felicitaciones: "Villa Militar, febrero 28 de 1933. II Cocuerp.-Felicito a ese Comando por la brillante defensa de Toledo que dirige con acierto y a los Señores Jefes y Oficiales y tropas a sus órdenes por la decisión y bravura demostradas en los últimos ataques enemigos. Comanchaco.
El Comandante del Segundo Cuerpo dirigió a las Unidades, la siguiente felicitación, P.C. "Febrero 28 de 1933. Soldados del Segundo Cuerpo de Ejército. "Este Comando felicita calurosamente al Regimiento 5 General Díaz, Regimiento Infantería 8 Piribebuy y el Regimiento Infantería 14 "Cerro Corá", por el brillante comportamiento observado en los días 24, 25, 26 y 27 de este mes, en que hicieron gala de una sólida disciplina, decisión y valor. Este Comando está seguro de que todas las Unidades se portarán de acuerdo con nuestra tradición histórica, y muy en breve espero comunicar al pueblo paraguayo el total aniquilamiento del invasor por el empuje de las armas del Segundo Cuerpo de Ejército.
Juan B. Ayala. Tte. Coronel y Comandante del II Cuerpo de Ejército".
Desde el 1º de marzo la ofensiva boliviana decayó visiblemente, insistiendo en un incesante bombardeo de artillería y unos que otros débiles e infructuosos ataques nocturnos. Era evidente que había llegado la hora del contraataque.
Pero para un éxito rotundo, había que emplear en la maniobra el Regimiento Infantería 5 "General Díaz", único capaz de ganar Puesto Betty y combatir en dos frentes, si era necesario.
Dudaba retirar del frente de batalla, al Regimiento Infantería 5 “General Díaz”, único regimiento organizado y con cuadro de tiempo de paz, por temor de un contra-ataque sorpresivo y la batalla había que ganarla a cualquier precio.
Solicité del Comando en Jefe, la colaboración del Regimiento Infantería 3 "Corrales", que estaba en descanso, y el Comando contestó: "que era la única reserva de que disponía" No podía desplazarse 30 kilómetros para decidir una batalla con la victoria a la vista.
El 5 de marzo reuní los Altos Mandos para darles instrucciones para el contraataque. En el momento de la reunión, llegó un parte de la caballería de que, se había iniciado un fuerte ataque, hacia Camacho, y corno había una rata camionable en esa dirección por Pozo indio, suspendí la orden de contraataque para buscar aclaración sobre la situación.
El 9 de marzo regresaba la patrulla del Tte. 1º Manuel Fernández Irala, apodado "Yacaré Valija", que había sido lanzado a retaguardia del enemigo, con misión de dar un golpe de mano. Regresaba conduciendo prisionero al Tte. Ibáñez y trayendo un Informe de la situación, firmado por el Tte. Coronel Quintela, Comandante de la División 3 de ataque, al General Filisberto Osorio, Comandante del Segundo Cuerpo de Ejército.
Informado ampliamente sobre la situación del enemigo, reuní inmediatamente los Altos Mandos, para dar las instrucciones de contraataque, cuando llegaba nuevamente un parte de la caballería de que se iniciaba nuevamente una fuerte presión enemiga en el frente de Camacho.
A pesar del parte falso de la caballería, dicté la orden de contraataque, que en síntesis consistía en lo siguiente: maniobra sobre el flanco izquierdo enemigo con el Cuerpo 7 "San Martín" y el Regimiento Infantería 14 "Cerro Corá", al mando del Coronel García de Zúñiga; un Escuadrón del Cuerpo 7 "San Martín", se adelantaría en apoyo del Destacamento del Tte. Manuel Fernández para alcanzar rápidamente la boca de la picada Kilómetro 3.
El 11 de marzo a la tarde el enemigo ya estaba, en plena retirada.
La persecución se llevó hasta Puesto Betty. El Comando en Jefe pedía insistentemente el envío de un Regimiento en auxilio del Primer Cuerpo de Ejército, en su retirada del frente de Saavedra.
IMPRESIONES DE OBSERVADORES DE LA BATALLA DE TOLEDO.
CORONEL VERGARA VICUÑA (CHILENO)
"Las tropas bolivianas quedaron impresionadas por la verdadera masacre sin provecho alguno que había raleado sus filas".
"Los regimientos Warner y Pari, levantaron bandera de rebelión, y se marcharon rumbo a Camacho desconociendo la autoridad de sus Jefes y Oficiales".
"Tal fue a grandes rasgos descrito el desarrollo y lamentable conclusión de la batalla en que las fuerzas atacantes perdieron, la tercera parte de sus efectivos en muertos y heridos: 25 oficiales y 1014 de tropas".
GENERAL FÉLIX TABERA (BOLIVIANO)
En su obra PICUIBA, al comentar la batalla de. Toledo, dice: "lector amigo, camarada joven del Ejército, compañero soldado de la Patria, nunca en región alguna del Chaco, se libró más grande batalla que la de Toledo, no se reveló tanto el coraje boliviano como en aquella épica jornada.
"Toledo, aunque parezca paradójico, no ha constituído jamás una derrota o una vergüenza para las armas bolivianas, porque no ha sido Campo Grande o un abrumador Aliguatá. Por el contrario, ha sido una victoria de los Oficiales subalternos y de la tropa frente a los 8000 hombres del Segundo Cuerpo de Ejército al mando del Tte. Coronel Juan B. Ayala, quien después de atraer hacia el campo atrincherado de Toledo a la desmirriada División boliviana, pretendió aniquilar mediante la concepción perfecta de la maniobra doble envolvimiento de tipo canna, para luego avanzar victorioso y apoderarse del importante camino Camacho, Platanillos, etc"..
CORONEL ENRIQUE VIDAURRE (BOLIVIANO)
"En esa gloriosa jornada del Ejército boliviano, habían muerto en el primer día 9 Oficiales cuyas vidas se apagaron con honor y dignidad en la defensa de la heredad nacional, cayendo igualmente entre muertos y heridos 450 soldados en ese mismo campo de batalla".
TENIENTE CORONEL ANTONIO E. GONZÁLEZ (PARAGUAYO)
El Teniente Coronel Antonio E. González, refiriéndose a los ataques bolivianos en Toledo, dice: "la Tercera División atacó con furia el 26, 27 y 28 de febrero. El primer día sobre el sector del Regimiento Infantería 5 "General Díaz", y parte del Regimiento Infantería 8 "Piribebuy", frente a un cañadón de 200 metros, que hacía de campo de tiro; el segundo día contra un espacio de unión de los regimientos 5 "General Díaz" y "Piribebuy", y el último en todo el frente del fortín. Pero el esfuerzo enemigo se estrelló contra recia resistencia y sufrieron sensibles pérdidas".
En el frente del Piribebuy ninguna fuerza humana hubiera podido detener el avance del "Florida" que avanzaba sin cesar, a no ser el legendario soldado guaraní. La batalla de Toledo fue la acción más grande y sangrienta librada en el Chaco. Jamás antes ni después, los regimientos bolivianos hicieron gala de tan extraordinaria bravura como la que gastaron al "Florida", el Warner y el "Vanguardia". Dignos adversarios, y sólo el valor de los pilas paraguayos pudo detenerlos. Es que el diamante sólo se raya con el diamante.
BATALLA DE TOLEDO A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS.
EJÉRCITO PARAGUAYO. PLAN DE BATALLA.
El Segundo Cuerpo de Ejército se apresta a la defensiva en Toledo. Los otros Cuerpos de Ejército estaban empeñados en lejanos sectores, y el Comando en Jefe no contaba con reserva estratégica.
MANIOBRAS. El Cuerpo no contaba con Unidades aguerridas para una maniobra de envergadura.
El Regimiento Infantería 5 "General Díaz", única unidad de tiempo de paz, no podía abandonar el Fortin, porque la batalla había que ganarla a cualquier precio.
El Comando del Cuerpo solicitó la colaboración del Regimiento Infantería 3 "Corrales" (aguerrido), que estaba en descanso, y el Comando en Jefe, General Estigarribia contestó "que era la única reserva de que disponía". No podía desplazarse la "reserva" para decidir una batalla con la victoria a la vista.
GRANDES UNIDADES. En ambos frentes, no había la menor intención, de una concentración de fuerzas y empeñar una gran batalla. La concepción operativa de los Comandos era "LA GUERRE DE MILÍMETRE".
CONSIDERACIONES FINALES. No abundan en la Historia Militar batallas de victorias completas.
En el mismo Chaco: Nanawa, Aliguatá, Gondra, fueron batallas incompletas.
En Toledo no fueron copadas las tropas atacantes, pero fue en el Chaco la única batalla de "parada y contestada".
Los reclutas del Segundo Cuerpo de Ejército disiparon el ensueño de la Directiva No. 2 del General Kundt, de enlazar la poderosa ala Norte de la maniobra estratégica, cuyo orgulloso objetivo era nada menos, que Isla Poí.
BATALLA DE TOLEDO A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS.
EJÉRCITO BOLIVIANO. PLAN DE BATALLA.
El Ejército disperso desde Nanawa a Toledo. Ataque frontal, estilo rodillo.
ATAQUE A POSICIÓN FORTIFICADA.
Ataque frontal sin apoyo suficiente de artillería. Hizo lo que el enemigo quiere. Atacar de frente una posición fortificada con plan de, fuego organizado.
MANIOBRAS. No realizó ninguna maniobra sobre las alas de la posición. Todos los ataques fueron frontales. Combinación de tiempo y espacio.
Los ataques bolivianos fueron desconcertados y esporádicos. No hubo un esfuerzo de conjunto en tiempo y espacio, apoyado por un poderoso fuego de artillería.
RESERVA. El Comandante del Cuerpo no contaba con Reserva. Contempló impasible desde Jayucubas la derrota de sus tropas en Toledo.
PUESTO DE COMANDO. El puesto de Comando estaba en Jayucubas, a 100 kilómetros del campo de batalla. Los partes e informes eran transmitidos en camiones. Uno de los informes cayó en poder del Comando enemigo.


BATALLA DE NANAWA
20 DE ENERO DE 1933

El 20 de enero de 1933 el enemigo lanzó un ataque general sobre Nanawa con efectivos de 5000 hombres contra 2500 de la defensa. Llegaron hasta los parapetos paraguayos, donde fueron liquidados con armas blancas.
La batalla continuó encarnizada el 21, en que la defensa contaba ya apenas con 5 cartuchos por soldado. Se recurrió a la aviación y a campo de aterrizaje de emergencia. Por fin, el Primer Cuerpo de Ejército boliviano fue rechazado definitivamente con grandes pérdidas, pero como en todas las batallas del Chaco, no era fácil la persecución, el enemigo quedó frente a Nanawa, esperando reorganizarse para volver al ataque.


BATALLA DE NANAWA
4 - 5 - 6 DE JULIO DE 1933

A mediados de julio de 1933 el Comando boliviano prepara un ataque demoledor contra Nanawa con 16000 hombres, 29 piezas de artillería, 12 morteros, 4 tanques y 12 aviones de bombardeo, al mando directo del General Hans Kundt contra 6.281 hombres que ocupaban Nanawa. 1.500 eran el efectivo de la Quinta División, que guarnecía las trincheras en el sector donde se desencadenó el ataque.
Desde que el Gral. Kundt asumió el mando del Ejército boliviano, decidió la conquista de Nanawa, como objetivo principal de su plan de operaciones.
Al efecto, acumuló frente a Nanawa, lo más selecto de su tropa, y en cantidad y potencia en materiales de destrucción disponibles, con el propósito de aniquilar al enemigo.
La intención operativa del ataque, era tomar el fortín Nanawa, proseguir la ofensiva hacia el Este con objetivo Concepción, ocupación del litoral del río Paraguay, interrupción de la navegación y aislamiento de las tropas que operaban en el Norte.
En estas circunstancias, dejaría a nuestras fuerzas, según el pensamiento del General Kundt, libradas a un destino incierto, y la situación sería aprovechada por Bolivia, para exigir la paz, en condiciones ventajosas, apoderándose de todo el Chaco.
El 1º de julio dicta, desde Muñoz la Orden de ataque a Nanawa.
El 4 de julio, a las 8.45, la artillería, los morteros y la aviación, con un intenso bombardeo, iniciaron la prepa-ración del ataque. ¡Los aviones sobrevolaron el cielo de Nanawa, lanzando bombas de 8 toneladas!
A las 9 se produjo una estruendosa explosión en el extremo Norte de la Isla Capitán Cristaldo (antigua Mojoli). Era la señal del ataque.
En el sector Sur abarcó la zona de bosques Punta Sur de Nanawa, en el lugar denominado Punta Patiño, frente a las posiciones de la extrema derecha de Comando 3, en el sector Norte, ataque en todo el frente del Segundo Regimiento 7, desde la Isla Peña hasta el reducto inclusive.
Cuatro tanques apoyaron el ataque, dos en el sector Sur, y dos en el sector Norte.
El ataque en el frente del Cuerpo 3 se detuvo a escasa distancia de las trincheras del Escuadrón Gill Solalinde.
Tropas a cuyo cargo se hallaba la defensa del sector comprendido entre el linde Sur de la Isla Capitán Cristaldo y la Isla Peña inclusive, abandonaron la posición y se retiraron hacia el Sur, por fallas de dos ametralladoras Maxim, vetustos armatostes que eran encargadas de la defensa de dicho sector.
En el sector donde se desencadenó la ofensiva se contaba con 6 de estas maquinas fuera de servicio.
Las posiciones abandonadas fueron reconquistadas en la tarde, menos "Capitán Cristaldo" que lo fue sólo el 5 de julio.
BATALLA DE NANAWA A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS.
EJÉRCITO PARAGUAYO. PLAN DE BATALLA. DEFENSA PASIVA.
De acuerdo con el dispositivo del enemigo, el Tercer Cuerpo de Ejército no podía ser copado; podría retirarse combatiendo.
El ataque presionó especialmente las alas con aparente intención de envolvimiento de la posición.
EMPLEO DE LA ARTILLERÍA. La artillería colaboró activamente en la defensa del fortín. Uno de los tanques fue incendiado por los tiros de nuestra artillería, y los otros, inmovilizados.
En el contraataque, la artillería empleó todas sus granadas disponibles con tiro acelerado, en un desesperado fuego de apoyo y detrás del estallido de sus granadas, en el fortín Cristaldo, cayó sobre el enemigo, el batallón del Capitán Alfredo Plá, oficial de bravura legendaria y con furia digna de nuestras más puras tradiciones guerreras.
La infantería se impuso decididamente en aquel entrevero con bombas de mano y armas blancas.
RESERVA. La defensa contaba con dos núcleos de reserva. Los rifleros y el escuadrón Escolta, con los cuales fueron restablecidas las líneas quebrantadas.
PUESTO DE COMANDO. El Puesto de Comando estaba ubicado casi en la misma línea.
BATALLA DE NANAWA A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS.
EJÉRCITO BOLIVIANO. REUNIÓN DE FUERZAS Y PLAN DE BATALLA.
Si bien no fue reunión de grandes unidades; fue una gran concentración de fuerzas con intención de arrasar las posiciones de Nanawa.
Existía una versión de un "Plan Kundt" de ahorcajarse sobre el río Paraguay e imponer las condiciones de paz.
Parece que esta idea había vuelto a revivir en la mente del viejo estratega; arrasar Nanawa y correr a la costa del río Paraguay frente a Concepción; impedir la navegación y el abastecimiento de las tropas del Norte e imponer- las condiciones de paz. El alemán no conocía la psicología del pueblo paraguayo; lo que pueden hacer los francotiradores, y que las grandes lluvias comienzan en septiembre, época en que toda esa zona quedaría bajo agua.
ATAQUES A POSICIONES FORTIFICADAS. En Nanawa los bolivianos hicieron lo que el enemigo quiere. Atacar frontalmente una posición fortificada. Se comprobó una vez más que una posición defendida con decisión es inexpugnable.
EMPLEO DE LA ARTILLERÍA. El empleo de la artillería en masa. Hizo más ruido que efecto. El ataque era apoyado constantemente por la artillería. El ataque del 20 de julio era precedido por una barrera rodante de fuego, pero el alargamiento de los tiros se hizo a destiempo y los atacantes fueron víctimas de la defensa. El empleo de la barrera rodante de fuego, es tarea complicada; el alargamiento de los tiros debe indicarlo con precisión la infantería y los oficiales artilleros observadores.
MANIOBRAS. El Comando boliviano realizó una maniobra de envolvimiento por el Sur de Nanawa, con un regimiento al mando del Mayor Pantoja.
Un regimiento de Caballería paraguayo, al mando del Capitán Lasclotas, cayó sorpresivamente sobre el regimiento boliviano, machete en mano, y después de un corto entrevero el regimiento boliviano desapareció a machetazos.
La maniobra que debió realizar el atacante con gran efectivo, era una gran demostración frontal, de inmovilización y desgastes, y lanzar por el cañadón del Sur Este de Nanawa, un efectivo mínimo de 8 a 10.000 hombres al mando de un Jefe enérgico, obligando a la defensa, de reducido efectivo a batirse en frentes.
CONDUCCIÓN DE GRANDES UNIDADES.
El Comando boliviano, mejor dicho el General Kundt, fue el "padre" de las batallas con fuerzas dispersas. Atacaban todos los sectores. Error grave del estratega alemán, de dispersar sus fuerzas en la vastedad del frente de operaciones. En vez de dispersar sus Cuerpos de Ejército, debió inmovilizar Nanawa y lanzar todas sus fuerzas sobre Gondra, Aliguatá, Arce, Boquerón, Isla Poí. Con el empecinamiento sobre Nanawa y dispersión de sus fuerzas, Bolivia perdió la guerra.
RESERVA. Con el inmenso efectivo en el campo de batalla, es de suponer, que el Comando dispondría, de importantes reservas. Sin embargo, al producirse el abandono de un sector de la defensa, debió entrar en acción la reserva, con toda energía. No había reserva o un Jefe capaz de explotar la situación favorable momentánea.
SÍNTESIS.
La batalla de Nanawa fue un error estratégico del  General Kundt. La caída de Nanawa, parodiando a Salamanca, hubiera significado, "un golpe en el dedo meñique de la mano izquierda". La guerra se hubiera continuado después, en mejores condiciones.
NANAWA NO ERA OBJETIVO MILITAR. POR LA PORFÍA DE KUNDT POR NANAWA, BOLIVIA PERDIÓ LA GUERRA.
Tropas bolivianas que hubieran llevado la ofensiva hacia Concepción, nunca más hubieran vuelto a contemplar la serranía del Aguaragüe. Las hubieran tragado los Esteros del Mopaymojhó.
La maniobra boliviana correcta en Nanawa, hubiera sido inmovilidad y desgaste frontal, y una poderosa ofensiva por el cañadón del Sur Este, obligando a la defensa a batirse en dos frentes.


COMENTARIOS FINALES
CONCENTRACIÓN DE FUERZAS.

En toda la campaña del Chaco hubo flagrante contravención a los principios de conducción de Grandes Unidades.
En la persecución después de Boquerón, la Segunda División hacia Saavedra y la Primera y Cuarta Divisiones hacia Platanillos; en la batalla de Saavedra, la Cuarta División en ataque frontal, la Primera División en envolvimiento nocturno, y la Quinta División del Tercer Cuerpo de Ejército en ataque frontal del Este al Oeste.
En la batalla de Strongest, los Cuerpos de Ejército separados unos de otros por centenares de kilómetros. Error imperdonable en conducción de Grandes Unidades.
El Segundo Cuerpo de Ejército operó independientemente durante toda la campaña. En Yrendagüé, estuvo a punto de provocar situación dificilísima a todo el Ejército en campaña, mientras el Primer y Tercer Cuerpos de Ejército se dirigían a Villa Montes.
PLANES.
En todas las batallas del Chaco, no hubo un plan preparado técnicamente para el ataque. Hubo confusión entre plan y concepción. Se concebía una idea de maniobra, y se decidía su realización, sin reparar en los medios y procedimientos. Normalmente, los planes consistían en fijar un sector de ataque.
Desde Boquerón, Saavedra, Aliguatá, Ballivián, Villa Montes, todos fueron ataques frontales infructuosos. Faltó siempre el apoyo eficaz de la artillería.
MANIOBRAS.
Las maniobras estratégicas concebidas y realizadas, fueron cuales más sui generis. Frente a Saavedra se concibió una maniobra en total dispersión de fuerzas, con el resultado adverso conocido.
En Strongest, se concibió la maniobra más extraordinaria de la guerra: estando los tres Cuerpos de Ejércitos separados por centenares de kilómetros, se pretendió maniobrar sobre una zona, saltando sobre el enemigo en posición, para reunirse con otra Gran Unidad (Segundo Cuerpo de Ejército), y operar sobre la retaguardia de Ballivián.
Maniobra del Segundo Cuerpo de Ejército, de Camacho a Florida (Pilcomayo), por 200 kilómetros de piques a lomo de burros o mulas.
Maniobra del Segundo Cuerpo de Ejército de Camacho a conquistar Villa Montes, en un recorrido de 300 kilómetros, con una División maltrecha.
Finalmente, la maniobra del Primer y Tercer Cuerpos de Ejército, en marcha sobre Villa Montes, cuando el Segundo Cuerpo, retrocedía totalmente agotado y perseguido por 13.000 hombres, y se salvó providencialmente con la toma de Yrendagüé.
PERSECUCIÓN.
Las persecuciones hechas lo fueron a destiempo, y excesivamente lentas.
De Boquerón a Saavedra la marcha de persecución duró dos meses, tiempo suficiente para organizar y establecer un plan de fuego esmerado en Saavedra.
En Campo Vía, único lugar en que se pudo aniquilar al enemigo, apretándolo contra el Pilcomayo, como fue el plan original de la maniobra, no hubo persecución, sino armisticio.
Después de Campo Vía, la marcha en busca del ene-migo duró seis meses, para luego caer en la trampa de Strongest, con los Cuerpos de Ejército separados entre sí por centenares de kilómetros.


APÉNDICE
REUNIÓN EN ISLA POÍ DE COMANDANTES
DE CUERPOS DE EJÉRCITO.

A mediados de junio de 1933, el Coronel José Félix Estigarribia llamó al Cuartel General de Isla Poí, a los Comandantes y Jefes de Estados Mayores de los Cuerpos de Ejército y al Comandante de la Primera División, a una reunión para considerar el estado y la situación general operativa del Ejército en el Chaco. No se tomó en esta reunión ninguna resolución de trascendencia, ni se resolvió cambio alguno en la conducción de los Cuerpos, excepción hecha de que, cuando las circunstancias lo permitieran, el Primer Cuerpo buscase la forma de operar sobre Platanillos .
El Jefe de Estado Mayor del Segundo Cuerpo de Ejército, Capitán Antonio E. González, relató en su oportunidad, las resoluciones tomadas en tal reunión por tan Altas Autoridades militares en la guerra del Chaco, pues despertaba en la ocasión grandes expectativas y se esperaban de ella resoluciones trascendentales.
Por constituir un documento de trascendencia histórica, lo transcribo íntegro a continuación:
"En el Cuartel General de Isla Poí, en rededor de una gran mesa, se reunieron los siguientes Jefes: Coronel José Félix Estigarribia, Comandante en Jefe del Ejército en el Chaco y su Jefe de Estado Mayor, Teniente Coronel Juan Manuel Garay; Coronel Gaudioso Núñez, Comandante en Jefe del Primer Cuerpo de Ejército y su Jefe de Estado Mayor, Teniente Coronel Higinio Morínigo; Coronel Juan B. Ayala, Comandante en Jefe del Segundo Cuerpo de Ejército y su Jefe de Estado Mayor Capitán Antonio E. González; Coronel Luis Irrazábal, Comandante en Jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, y el Teniente Coronel Rafael Franco, Comandante en Jefe de la Primera División".
"Después de referirse a cuestiones relativas a la administración en el Ejército y de los Cuerpos de Ejército, a disciplina, a recuperación de enfermos y a cuidado de material, el Coronel Estigarribia pidió a los Jefes que expusieran la situación particular de cada uno de los Cuerpos de su Comando".
"El Coronel Núñez expuso que el Primer Cuerpo de Ejército carecía de todo. Necesitaba Oficiales, aquellos de que disponía el Cuerpo, carecían de capacidad. Necesitaba reemplazo, armamento, transporte, equipo, munición, papel, cable telefónico y aparatos. Sus sectores divisionarios eran excesivamente extensos y el Cuerpo no disponía de reserva alguna. En fín: El Primer Cuerpo de Ejército no podía ni pensar en atacar. Apenas podría continuar defendiéndose como pudiese".
"El Coronel Irrazábal se perdió en vaguedades. Relató anécdotas y episodios de los combates de su Gran Unidad y soltó chistes, pero no habló una palabra ni de atacar ni de defenderse; eludió el asunto de fondo".
"El Coronel Ayala llevaba entre manos una idea operativa concreta y factible, que expuso detalladamente: reforzar el Segundo Cuerpo de Ejército hasta completar 3 o 4 Divisiones y 2 Grupos de Artillería (10 a 12.000 hombres) y 60 camiones más que su dotación actual; atacar en dirección general Corrales-Platanillos, como primer objetivo. Posteriormente se fijaría el segundo objetivo y los sucesivos, sobre la base de las circunstancias. El objetivo mediato consistiría en destruir el Ejército boliviano del teatro de operaciones, marchando con una poderosa ala Norte contra su retaguardia, ya hacia Muñoz, ya hacia Ballivián, aferrándolo en sus posiciones actuales".
"El Teniente Coronel Franco también expuso una idea concreta y factible: en su zona operativa (Gondra) existía un gran claro libre de enemigos, al Norte de Gondra. Sus patrullas habían llegado en varias oportunidades al camino Aliguatá-Saavedra y habían captado comunicaciones telefónicas. La idea de Franco consistía en penetrar por este espacio con 3 Divisiones o tan siquiera 2, cortar el camino Aliguatá-Saavedra, y cubriéndose hacia el Norte, rodear Saavedra, aislándola de Muñoz. El Teniente Coronel Franco explicó con verba entusiasta y fecunda en razones, que la operación era "fácil y de resultados seguros".
"El Coronel Estigarribia escuchó la palabra de sus Jefes subordinados sin hacer comentario alguno ni en pro ni en contra y sin pedir en ningún caso aclaraciones ni detalles, los dejó hablar. No contestó una palabra a la exposición de posibilidades de Ayala y de Franco: los escuchó como quien oye llover. Sólo al final de la reunión agregó algunos comentarios de orden general, sin referirse a operaciones, ni a ningún Cuerpo de Ejército en particular, y al levantarse, dando por terminada la reunión, expresó textualmente . . . "conviene que el Primer Cuerpo de Ejército aproveche una circunstancia favorable para probar la retoma de Platanillos".
Así terminó silenciosamente la reunión de Comandantes de Cuerpos de Ejército, que se realizó bajo grandes expectativas. Esperábamos que el Comando en Jefe sometería en la reunión, a la aprobación de los Comandantes de Cuerpos de Ejército, un gran proyecto de maniobra de aniquilamiento del Ejército boliviano en el Chaco, y no pasó de simples recomendaciones administrativas y preguntas sobre posibilidades de los Cuerpos de Ejército en los respectivos frentes.
La sugerencia del Teniente Coronel Rafael Franco era interesante y podía ser factible, a condición de un previo reconocimiento a fondo y de empeñar en la maniobra Divisiones traídas de otro sector. Debía ser preparada en el mayor secreto y de estilo relámpago. En un aspecto era riesgoso actuar en un terreno desconocido y con probabilidad de ser tomado entre dos fuegos y las tropas de Saavedra podrían escurrirse hacia Platanillos. La situación no era la de Aliguatá-Campo Vía- en que estaba envuelta el ala izquierda enemiga.
La propuesta del Coronel Ayala, era de resultado positivo, sin exponerse a situaciones imprevistas. No era de rigor atacar la línea de fortines Corrales- Platanillos, sino cubrirse al Noroeste y lanzar una poderosa ofensiva directamente sobre Platanillos-Muñoz, sector sensible del enemigo-su línea de abastecimiento-y todas las tropas del Este se verían obligadas a combatir con frente invertido y entre dos fuegos.




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